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Los suevos eran un grupo de juerguistas amigos de Atila y Franco, que conspiraron con ellos para socavar al Imperio Romano yéndose de botellón desde su casa natal de Alemania-Polonia hasta Marbella, pero se cansaron de tanto sol y unas mujeres de Tui (Galicia) les sedujeron para que acabasen con los romanos desde el norte (en realidad eran ellas que estaban hartas de las mariconerías de los romanos, tanto andar con falditas) y hartarse a cerveza y sidra. Al llegar mataron a muchos aldeanos, que se negaban a pagar impuestos a personas rubias pero no a morenas, y a unos pocos nobles en Lugo, porque no querían ir a fiestas de rubios y les insultaban llamándoles nazis.
Viendo los suevos que las mujeres de su capital del momento (Hispania limpiando todas las letrinas de la península, por lo que se pelearon mucho durante generaciones.
Uno de los reyes suevos, Reckila (famoso por beber barriles de cerveza ya de mañana) se pasó del arrianismo al catolicismo para llevarse bien con los reyes extranjeros de Francia y Turquía, y así aplastar por ambos lados a los visigordos; pero las cosas fueron de mal en peor, Bizancio, esto.. quiero decir Turquía, envío a un señor calvo y con muy mala leche, que se hacía llamar San Martín de Dumio, pero que en realidad era de "Doma" (Roma) para convertir a todos los suevos y galaicos en católicos. Se inventó las romerías para que todo el mundo fuese a misa (y después a comer, beber y fornicar en el monte todos juntos, eso sí, en honor a Jesús y no a Júpiter como hacían antes los galaicos y suevos). Esto hizo que el ejército suevo fuese de romería en romería y pasasen de ir a la guerra.
Mientras los visigordos ya habían echado a los alanos de la península, quedándose sólo suevos y visigordos, estos aprovecharon que los suevos hacían romerías día sí y día también, y diseñaron un tour de romerías megaturístico por todo el norte de la península con el fin de que todos lo suevos acabasen en Francia y una vez allí cerrarles las fronteras poniendo un cabo de la Guardia Civil de Puertourraco. Al principio la estratagema funcionó, pero yendo a la altura de Burgos al rey visigordo le jodió su hijo San Hermenegildo, diciendo que se quería hacer católico para ir de romería él también, y llamó a los suevos desde Sevilla.
El rey visigordo, viendo que se le jodía el negocio por culpa del vicioso de su hijo, le sacó la idea de la cabeza cortándole ésta, pero ya los suevos estaban fuera del circuito turístico y al ver que no había ni misa, comida, cerveza ni furcias se liaron a mamporros con sus guías visigordos, ganando la batalla estos porque los suevos estaban con el síndrome de abstinencia. Aprovecharon y subieron hasta Galicia y destruyeron el reino suevo, creando un chiringito administrativo visigordo para todos los hijos de los nobles visigordos que querían ser funcionarios.
Los suevos inventaron el arco de herradura, así como la cerveza Estrella Galicia, ambos como símbolos cristianos de la catolización de la pagana Galicia. De hecho fueron los primeros españoles católicos pero ningún cura quiere acordarse de eso porque piensan que los suevos eran arios y así la opinión pública no los confunden a ellos con nazis.
También inventaron el botafumeiro de la Catedral de Santiago, que les servía de ambientador en sus orgías (perdón, quiero decir romerías) con hojas de cannabis para ahuyentar a los dioses paganos y que el olor a chotuno no invadiese al reino suevo.
Su economía se basa en la caza y recolección de divisas extranjeras que solían guardar en Braga (actual Putugal) para luego convertir a la moneda nacional, las perras y perras chicas.
El turismo también fue fuente de riqueza, inventando la primera forma de turismo, las romerías, que consistían en ir con la parienta y los hijos adolescentes a algún santuario lejano para adorar a Abraxas y luego follar entre los pinos y dejar que los hijos conozcan a otr@s hijos de otros pa que vayan pillando las costumbres e identidad nacional.
Entre sus costumbres destacan la de ir paseando de un lugar a otro, cruzar media Europa de vez en cuando, tener casa en Braga y después alguna que otra diseminada a 300 kilómetros de distancia, convertir las espadas en arados y hoces, ser comunistas desde la más tierna infancia y adorar a Abraxas y a Azathoth a la vez.
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