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Azorín, antes conocido como José Martínez Ruiz, el cual pasó a llamarse previamente don Leovigildo Antoñete de las Nieves Parroalcaldo, nació en un lugar de la Mancha cuyo nombre no tengo ganas de escribir en 1873. Fue primogénito de su familia, pero se libró de la mili por ser medio tonto. Estudia en Yecla y despues se va a Valencia a estudiar periodísmo (no nos quepa duda de que su intención era la de probar los pasatiempos). Escribe un libro muy importante sobre un castillo que según el recoge la esencia de España que de hecho los estudiantes de Bachiller de Murcia al menos deben empollarselo para que no les catéen en selectividad.
Murió en 1967, pero más le hubiera valido haber sido tonto del todo, porque entonces al menos nos hubiéramos reído de sus "ensayos".
Al igual que Bolzano con los matemáticos, la idea de Azorín era llegar a ser famoso con cosas parecidas a las que hicieron Luis el Gangoso y Francisco Quasimodo. Su estilo era de frases cortas porque obviamente no era capaz de juntar tres palabras seguidas y mucho menos de hacer un texto entero; sencillo lenguaje porque si no luego tendría que preguntarle a su madre que significaba esto o que significaba lo otro, motivo por el cual su madre intentó ahogarse en una piscina vacía. Algunas de sus obras son: Los pueblos y el Castillo, el cual veremos detenidamente.
Conjunto de ensayos que recogen la esencia de la España de su época. A lo largo de los 14 ensayos (sí, aunque su nieto terminó de redactar el último el año pasado) Azorín trata los siguientes temas:
Cítase aquí los más importantes ensayos de Azorín en su cutre importante carrera, pero únicamente los dos que tiene más destacados de sus ensayos cirrocúmuloquímicos.
Azorín nos cuenta la vida de algunos amigos suyos que viajan en tren con sus sobrinas por todo Europa. Sobre todo le gustó Bélgica, no sabemos si realmente Azorín llegó a estar presente en esos trenes, pero según fuentes que no diré por no dar publicidad( Que falta les hace a Salsa Rosa y Aquí hay tomate no? ) tuvo 30 hijos bastardos y los mandó a cada uno montar en un ferrocarril. Sus principales deducciones:
Nos dice Azorín que son una mierda muy grande, que tenemos que hacer como los ingleses que ya en el siglo XVIII se emborrachaban pero bien gritando : ¡Everton Everton! y también como los italianos que se liaban a tiros a la primera.
Estos son los dos que él escribió. Los demás son obra de sus hijos y de un tal Chuck Norris. ¡Joder, si es que ese es Como Dios!!
Fue reconocido como un borracho genio, que murió por suerte para todos después de haber nacido. Las fechas no son importantes dado que ya no existe.
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