Baudolino

De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.

Cuarta novela de Umberto Eco, escritor, filósofo y semiótico (o semiólogo) italiano, ambientada en la edad media, siglo XII más o menos y que trata de un grupo de mentirosos, inventores de reliquias, que idean durante cuarenta años un reino gobernado por un supuesto Presbyter Johannes (un tal Preste Juan), lleno de animales deformes y altamente mortales, ciudades cubiertas de topacios, rubíes, diamantes, topacios, ríos en los que corren zafiros, crisólitos, topacios, ónices, amatistas y carbúnculos, y topacios; inventos todos que, tarde o más bien temprano, por casualidad, por destino o por influencia concreta de Baudolino, terminan existiendo de verdad.

Baudolino ratoneándose con la Emperatriz

El libro comenzado en primera persona por el protagonista cuando tenía 14 años parece escrito por un frikipedista ebrio:

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“Ego io Baudolino de Galiaudo de los Aulari con ena cabeza ke semblat uno lione alleluja sien dadas Gratias al sinior ke me perdone

a yo face habeo facto la robadura más grande de la mia vida, o sea e cogido de uno escrinio del obispo Oto muchos folii (…) e elos raspado kasi todos menos ke donde non ýbase et agora teneo tanta Pergamina per eschrevir lo ke quiero (…)

si dende descubren ke los folii non estan más kien sabde ke cafarnaum se monta et pensant ke a lo mellor est una Espia de los obispos romanos ke quieren mal al emperador federico

Pero quiçab non le importa a nadie

en cancellería eschrivont tot incluso quando non sirve et kien los encuentra [isti folii] se los mete en el ollete del ku non se faz negotium”

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Baudolino empieza a escribir, capítulo más o menos primero


No todo el libro está escrito en este lenguaje, apenas las primeras doscientas páginas del primero de los cinco volúmenes de la novela. Y como ninguno de ustedes, ya prevemos, la leerá jamás nos dispondremos aquí a hacer un breve resumen que por lo menos como trabajo para literatura del EGB puede servir.

En esa primera parte Baudolino, que apenas está empezando a escribir, nos cuenta, entre otras cosas, el día que seduce con sus inventos al mismísimo Sacro Santo y Romano emperador Federico, el Barbarroja. Baudolino es un campesinito del pequeño pueblo de la Frascheta, bruto e ignorante, pero con mucha imaginación, que un día se topa en su propio pueblo, que es un páramo lleno de niebla, con el emperador sin saber, por supuesto, quién era, que se había perdido solo y lo entretiene con sus cuentos y mentiras y le dice que el emperador ganará la batalla (alguna siempre había), que así se lo había dicho el Santo, y el emperador emocionado lo compra a su padre Gagliaudo por algunas monedas, se lleva a Baudolino a la Corte, lo pone a estudiar y lo adopta como hijo. Baudolino como muchacho inteligente que era aprende rápido un montón de cosas poco útiles, es decir que pierde su vida en naderías.

Donde los tipos hacían como que hacían cosas interesantes

Contenido

Casting

Baudolino: él.

Poeta: mejor amigo de él que jamás escribió una poesía en toda su vida, sino que Baudolino las escribía por él y este solo las firmaba. Por otro lado le daba lindo al empine de botella.

Abdul: amigo también, turco pelirrojo, medio español medio moro, enamorado de una mujer imaginaria.

Salomón: otro amigo, judío sin dientes.

Kyot: amigo francés obsesionado con el Greal.

Boron: amigo inglés obsesionado con el Greal.

Federico: emperador, padre adoptivo de Baudolino.

Beatriz: esposa de Federico, amor imposible de Baudolino.

Otón: obispo y tío de Federico, que antes de morir le pide a Baudolino que haga algo útil con el temita ese del Preste Juan, por ejemplo algo así como lograr una alianza política para darle poder a Federico.

Preste Juan o Presbyter Johannes: un tipo que en la novela se lo nombra ocho mil setecientas noventa y dos veces pero que no aparece nunca.

Santo Greal: obviamente no es un personaje, se trata de una cosa muy importante e imprescindible para el entendimiento de toda la historia, aunque si quiere saber bien de él, váyase a leer a otra parte.

Gagliaudo: el papá de verdad de Baudolino, que no reconoce a su hijo cuando vuelve de grande.

La mamá de Baudolino: la mamá de verdad de Baudolino, que sí lo reconoce pero que lo insulta.

Rosina: una vaca, hija de los padres de Baudolino. Tampoco reconoce a su hermano y salva a su ciudad del asedio de los imperiales.

Alejandro Scaccabarozzi alias el Chula: amigo de la infancia en la Frascheta.

Cùttica de Quargnento: ídem

El Boidi: ídem.

El Porcelli: ídem.

Colandrino: ídem. Pero un poco más rubio.

Zósimo: monje bizantino nigromante, libidinoso, bebedor, glotón y fornicador que logra engañar horriblemente a Baudolino y a todo el grupo de embusteros al menos unas tres veces.

Ardzrouni: vive en un castillo donde Federico termina muriendo, y tiene aparatos de cabeza de medusa que transmite el sonido desde la otra punta del castillo, un inodoro con luces de colores… etc.

Diácono Juan: hijo del Preste, leproso tan desagradable que ni la madre Teresa se le acercaría, gobernador de Pndapetzim, pueblo del lejano oriente habitado por gente muy extraña, cerca del Paraíso Terrenal.

Práxeas: eunuco poderoso de Pndapetzim que maneja al Diácono como se le antoja.

Hipatia: una persona muy rara.

Gavagai: un tipo aún más raro.

Resumen de la historia

Atenti: Esta sección contiene detalles del argumento y les arruina el final sorpresivo, donde resulta que Baudolino se entera que el asesino de su querido padre adoptivo Federico no había sido quien él había creído sino Baudolino mismo.

La historia es narrada por Baudolino de viejo a su psicoterapeuta Nicetas Coniates en un spa de Bizancio, en una sesión, que dura aproximadamente siete meses, en la que cuenta toda su vida.

Juventud

Baudolino empieza a estudiar, deja de ser una criatura del bosque, se hace adolescente en la corte de Federico el Barbarroja, pasa sus días, como los días pasados de su niñez en su pueblo, inventando fábulas, historias mentirosas, entreteniendo a todos como un bufón y dando, incluso, consejos al emperador para gobernar. Éste, confiado en el muchacho que le parecía más inteligente que su gente de la corte, los sigue y los inventos de Baudolino, falaces pero verosímiles, se hacen reales mientras convengan a la situación.

Ocupado el emperador en estresarse con asedios y batallas (esta era la época en la que las ciudades nacían y las avalaba o bien el papa o bien el emperador, en la que se aliaban ciudades y reinos contra otras ciudades o reinos, en la que ejércitos saqueaban ciertas ciudades, las prendían fuego, fundían los metales de cruces, santos, reliquias, estatuas, cualquier cosa que valiera algo, era la época donde los emperadores o basileos se mandaban sacar los ojos unos a otros para quitarle el lugar, empalaban después de desollarlo a otro que había sido medio déspota… en fin, toda esa lata de historia clase de sucesos que no le calienta a nadie tuvieron lugar en esos tiempos) Baudolino, un tanto atribulado por los efluvios de las hormonas, se enamora perdidamente de la primera mujer con la que se topa, que casualmente es joven y bellísima, pero, para desgracia de Baudolino, es la mujer que Federico desposa. O sea que el pobre muchacho (Federico es su padre adoptivo, es decir que su esposa vendría a ser su madre adoptiva) atraviesa por sentimientos horribles y desleales para con su querido padre, sentimientos de culpa pero también de celos, y se siente una mezcla de Edipo, hijo adoptado, bastardo y cornudo.

Así de confundido se va a París a estudiar lo que ahora sería el secundario, y más que estudiar (un montón de jóvenes varones solos sin sus familias, imaginémonos) se la pasan de juergas y borracheras y es en esta época que empiezan los delirios con lo del Preste Juan con sus amigos el Poeta, Abdul, y los otros dos tipos que ya dijimos obsesionados con el Greal.

Vuelto a ver a su padre algunos años después hecho ya todo un hombre se encuentra a la emperatriz y, sin poder contenerse, la acosa y le muestra las cartas pornográficas que durante años él había escrito dirigidas a él mismo haciéndose pasar por ella. Ésta muy extasiada por semejantes detalladas descripciones eróticas, anatómicas y sensoriales logra a duras penas contenerse y apenas brinda a Baudolino un beso en los labios —aunque esa noche se masturba a escondidas de su marido.

Adultez joven

Fotografía tomada desde un satélite de la época. Nótese que antes el este estaba para arriba.

Más culpable e incestuoso que nunca Baudolino para distraerse, junto con sus amigos de estudios en París —a los que consigue meterlos en la corte de Federico—, inventa el reino del Preste Juan, exagerándolo en riquezas que hasta nuestro Benedicto XVI y su Vaticano parecerían un mendigo en su choza en comparación.

Se inventan también, mientras se fuman unos canutos bien potentes para inspirarse, una carta del Preste, rey y sacerdote de oriente, describiendo la maravilla de su reino, dirigida al emperador Federico, con mucho respeto y ofreciendo amistad, o convenio, o como se diga, para que el papa se retorciera de envidia.

En estos tiempos se da cuenta que extraña a su mamá y comienza con sus viajes al pueblo de su niñez. Reentabla entonces relación con sus padres y amigos después de trece años de no verse, y hasta funda una ciudad, Alejandría, nombrada así por el papa de turno, o sea que es una ciudad en contra de los imperiales, de Federico, quien estaba en contra del papa. Baudolino nunca dice en su pueblo que está con Federico en la corte —incluso como hijo—, y tampoco dice a Federico que está con los de Alejandría, y comienza a mantener una doble vida bastante emocionante. Incluso sus dos padres se encuentran, cuando Federico asedia Alejandría, porque Gagliaudo le demuestra magistralmente, con su vaca Rosina muerta que la pobre está rebosante hasta reventar de trigo, que si un pueblo puede darse el lujo de darle de comer tanto trigo a una vaca como para que ésta reviente, significa que ese pueblo tiene tanto alimento como para que los asediadores se queden ahí hasta el día del juicio final. Aunque esto, claro, fue hecho adrede para engañar, porque los asediados se estaban muriendo de hambre y le dieron a la vaca todo el trigo que pudieron conseguir. De todos modos Federico se da cuenta del engaño pero se hace el gil porque ya está podrido de estar ahí.

Mientras tanto, la carta inventada del Preste a Federico se la roba y copia y devuelve sin que se de cuenta un tipo venido de Bizancio, Zósimo, un monje muy inteligente y sabio que, aunque monje, le gustaba mucho el fiki fuki, el dubi dubi, el chingui chingui, la rumba y la lambada brasilera, el alcohol también y demás cosas poco santas, pero que de tonto no tenía un pelo, y propaga por toda Europa la misma carta del Preste Juan pero dirigida a su basileo de Constantinopla, o Bizancio, es lo mismo. Baudolino furioso se promete colgar de las bolas a Zósimo cuando lo encuentre, y lo encuentra, pero no lo cuelga nada por el solo motivo de que Zósimo le dice que él sabe cómo llegar hasta el Preste, porque tiene el mapa preciso en la mente, y que le perdone la vida (y los cojones) y que lo use de guía. Pero lo cierto es que después lo jode unas dos o tres veces más, ya verán por qué.

Estando en eso, entre otras cosas que le pasan, se le muere el padre Gagliaudo y encuentra la piedra filosofal —la que sale en Harry Potter— y la hace pasar por el Santo Greal, que es la reliquia más preciada de toda la cristiandad comerciante.

Salen Baudolino, el Poeta, Solomón, Abdul, Boron, Kyot, el Boidi, el Cùttica, el Porcelli, Aleramo Scaccabarozzi alias el Chula, Colandrino, e incluso el emperador Federico en busca del reino del Preste Juan y, con Zósimo de prisionero, llegan a la residencia de un tal Ardzouni, un castillo, este Ardzouni es medio alquimista y falsificador de reliquias, el hombre tiene recién hechas, caseritas, unas siete cabezas del bautista San Juan, una más auténtica que otra, para vender y hacer negocios, guardadas en cofrecitos, que más tarde se llevarán repartidas una cada uno y que junto con una de ellas estará sin que nadie lo sepa, el Santo Greal, que alguien robó de la habitación del emperador y lo escondió justo en el cofrecito con la cabeza que Baudolino se llevará, de pura casualidad y más bien por error del ladrón, cuando el grupo reanuda su viaje yéndose del castillo, un castillo, decíamos, con unas invenciones y cositas bastante sospechosas, que más sospechosas se volvieron cuando a la mañana siguiente de la primer noche, Zósimo no está, una de los siete cofres con las cabezas desaparece y Federico amanece muerto —no se sabe si asfixiado o envenenado o qué—, a pesar de la vigilancia, y sin el precioso Greal como ya dijimos, y muerto aparece otra vez más tarde en el río cuando se va a nadar. De nuevo, sí, aunque parezca mentira. Muerto el emperador una y otra vez, robado el Greal y fugado el prisionero, se van creyendo obviamente que el culpable de todo es Zósimo, aunque no es culpable de nada, excepto de pelarse el culo de ahí e irse a buscar el reino por las suyas.

Muy deprimido por las tres muertes paternas, Baudolino se jura y perjura, además de cortarle a Zósimo los huevos y metérselos por el culo (se agrava el castigo cada vez más), encontrar el reino del Preste aunque se tenga que disfrazar del mismísimo Jesucristo para conseguirlo. Viendo que su séquito es de once amigos, se disfrazan de los doce apóstoles (el judío Solomón también) porque se sabía que oriente esperaban su llegada hace un rato largo.

Pasan años de caminata (sin Zósimo y, por ende, sin mapa), largos años, como de quince meses cada uno, con los que se topan hasta con un pueblo de gente sin ojos, pasando por aldeas de gante en pelota, turcos empaladores, y seres de formas raras, uno de los cuales mata a su amigo Abdul mordiéndolo con sus mandíbulas ponzoñosas. Y en esto están, bastante aburridos, vagando por lugares inhóspitos, áridos y desérticos, sin ningún rastro de Zósimo o del Greal o del Preste, cuando llegan a Pndapetzim.

Adultez vieja

Pndapetzim es un lugar extraño. No tanto por la gente con una sola pierna, o esos otros con las orejas hasta las rodillas, u otros sin cabeza y con los ojos y la boca en el pecho, o los gigantes de un solo ojo; para nada. Era extraño más bien por la aridez, por la sequedad, por las chozas de madera y barro construidas en las rocas, porque no había castillos recubiertos de oro y topacios que todos esperaban ver aproximándose al Preste, porque no había personas que deberían estar, creían ellos, hasta cagando diamantes, vestidas de suntuosas vestimentas o emperifollada de joyas, sino, por el contrario, aldeanos humildes de humildes maneras y creencias (herejes todos), y muy modesta forma de vivir. Totalmente estupefactos, anclados en este páramo de mierda, nuestros amigos pasan un montón de años sin saber qué hacer.

Al llegar a Pndapetzim los habían recibido los eunucos, los poderosos del pueblo, los únicos perfumados y adornados y creyendo estos que nuestros amigos eran los reyes magos que regresan, por ser doce, los invitan a sus comidas, comidas por cierto muy estrafalarias y poco apetitosas, con lo que todos lo miraban a Baudolino como diciendo “¿y dónde carajo están los manjares de oriente de los que hablábamos?”.

Después Baudolino en sus momentos de ocio (o sea todos) hace amistad con el Diácono Juan, supuesto hijo del Preste, y gobernador de Pndapetzim, aunque el verdadero capo ahí es Práxeas, el eunuco, que lo tiene al Diácono como una marioneta apartado por leproso. Y sobre todo se hacen amigos con Gavagai, un esciápodo muy simpático que lo usa de mensajero después cuando conoce a Hipatia, una chica con patas de cabra que vive en las afueras con las otras Hipatias, que debía tener cincuenta años menos que él, y a Baudolino se le suman a todos los complejos existenciales que traía los sentimientos zoófilos y pederastas experimentados ambos hacia una misma persona.

Cuando se entera que Hipatia está embarazada, Baudolino debe huir de Pndapetzim por una invasión de los hunos blancos, y la defensa (que durante años habían estado planeando los amigos y entrenando a los deformes del pueblo para combatir) es un verdadero fracaso, y todos se van muriendo como moscas y, en la huida, los que van quedando vivos van desconfiando cada vez más uno del otro porque a esta altura ya no están tan seguros si Zósimo realmente había robado el Greal en el cofre con la cabeza que se había llevado —cada uno conservaba aún su cabeza de San Juan sin violarle el sello del cofre—, no estaban seguros si realmente había matado a Federico, si estaba vivo aún y si lo podrían llegar a encontrar.

Huyen, pues, hacia occidente y terminan en Grecia. Baudolino sufre, completamente enamorado, de haber perdido a Hipatia, y ya no le importa nada, ni Zósimo, ni el Santo Greal, ni nada de nada, solo pasa en saudades amorosas y los pocos que quedan vivos van enloqueciendo. El Poeta, de codicia comercial por el Greal, y Boron y Kyot, de codicia mística, por su obsesión con semejante objeto, y cada uno de los tres sospechan de los otros dos —de haber asesinado a Federico y haberle robado el Greal— y se odian en silencio, hasta que el Poeta colapsa y los pone a todos en una situación muy curiosa.

Vejez

Este es el final de la historia, donde cuenta cómo el Poeta los inculpa a los otros, cómo Baudolino inculpa al Poeta, cómo descubre recién ahí Baudolino que él siempre había estado llevando consigo el Santo Greal sin saberlo, donde decide qué destino darle, donde finalmente encuentra a Zósimo, donde mata al Poeta por creerlo asesino de su padre Federico, donde se entera que él mismo en realidad había sido el asesino de su padre Federico, donde se deprime por esto y por toda su vida falsa y mentirosa y resuelve hacerse ermitaño, donde decide partir a buscar lo único verdadero que tuvo en su vida, la chica de patas de cabra, y el hijo de ambos. Toda esta parte es muy larga, y ya me cansé de escribir.

Personajes deformes, minusválidos y subnormales

Sátiro convocando mujeres

Sátiro: ser con las patas y cuernos de cabra, cabeza humana aunque muy fea y torso y brazos de hombre. (Preñadores de las Hipatias).

Cinocéfalo: con cuerpo humano y cabeza de perro ni se le entiende cuando ladra.

Miss Universo en 1.134

Quimera: cabeza de león, cuerpo y segunda cabeza de cabra, patas traseras de dragón, cola de serpiente.

Esciápodo al pedo

Mantícora: con cabeza casi humana, ojos azules y tres filas de dientes afiladas como cuchillos, cuerpo de león y cola de escorpión.

Esciápodo: hombrecito de una pierna y un pie gigante que con solamente eso corre rapidísimo.

Blemia: sin cabeza ni cuello, hombros anchos, ojos en el lugar de los pezones y la boca en el vientre.

Poncio: con las piernas rectas, sin rodillas y cascos de caballo camina muy chistosamente, y el pene, en vez de tenerlo entre las piernas como los hombres -más o menos- normales, le cuelga en el medio del pecho.

Gigante: hombre muy muy alto y poco inteligente con un solo ojo.

Bush: ser de ojos juntos, cráneo estrecho y coeficiente intelectual de un gigante.

Panocio medio triste

Eunuco: cabeza y extremidades de hombre, entrepierna e ingles de poncio, piel de cetáceo, voz de infante, maquillaje de mujer, uñas de drag queen. Ser que, al no tener actividad sexual, no sabe qué hacer de su vida y se entretiene dominando a otros.

Panocio: con forma más humana que el anterior pero con las orejas tan grandes que podría volar con ellas. Las usa para abrigarse cuando hace frío, y para echarse un polvo la pareja se envuelve como en un capullo.

Sinlengua: gente ociosa y vagabunda que no habla.

Nubio: mártir suicida pacífico, viene al mundo a morir por la causa que sea.

Pigmeo: ser pequeño de piel muy oscura. En guerra con las grullas.

¿Sabías que...

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