De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria. De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
| De la serie ciudades del mundo: | |||||
| Vila-real | |||||
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| Topónimo oficial | "el nóm és Vila-real", ¡¡¡Ya basta... nos ha quedado claro!!! | ||||
| País | España, is different, two points | ||||
| Código postal | +18 | ||||
| Superficie | Un par de ceros menos en la escala de los que se puso cuando se diseñó | ||||
| Altitud | Una división por encima que los de la capital | ||||
| Distancia | Llega hasta el mar a través de un barrio periférico lleno de solletes | ||||
| Fundación | 1274 por Jaume I y sus elefantes | ||||
| Población | 50.011 habitantes, los 11 que salen a jugar y unos 50.000 más o menos | ||||
| Gentilicio | borrachos | ||||
| Alcalde | el sinyo arcalde és aquell que porta la vara | ||||
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"Érase una vez una ciudad a un campo de furbo pegada..." y alguna cosa más...
Vila-real era antiguamente conocida como Villarreal de los Elefantes. Este topónimo se debe a su fundador Jaume I. El Conqueridor, emulando las hazañas del general Anibal, llegó con sus tropas a lomos de furiosos paquidermos e hizo posible la caída de Burriana, que estaba en manos de los musulmanes. En honor a esos nobles animales y para facilitar la repoblación de la zona Iacobus Primerus fundó la ciudad de Villarreal, tal y como se nos describe en el Llibre dels feits (copia de 1324 de Fray Escribanus, quien reprodujo minuciosamente esta crónica a lo largo de varios años, obteniendo como recompensa seis dioptrías en cada ojo y un callo en el dedo del tamaño de un altramuz.)
Tras la conquista de Burriana en 1233, la tropa de elefantes de Jaume I estaba sedienta y, como el río Anna en aquellas fechas ya andaba igual de seco, se dieron un paseo para tomarse unas birras sentados en el Termet, al lado del río Mijares. Este lugar fue del agrado del monarca y, tras 41 años de locas noches estivales de conga en ese chiringuito de realengo, en 1274 decidió fundar Vila-real. Esta población es ciudad desde su fundación, ya que la presencia del rey y sus elefantes había ido aglutinando lo más granado de las casas reales de Castilla, Navarra y Aragón. El que dijo que Vila-real no alcanzó la categoría de ciudad hasta 1905 fue quemado por hereje en la plaza mayor.
La carta puebla de Vila-real, dada en Valencia el 20 de febrero de 1274 por el rey Jaume I, delimita el término de Vila-real para separarlo de la granja de cerdos que funcionaba en la costa, ficha a sus habitantes (a cada uno de ellos se le entregó un carnet de socio y se le comunicó el santo y seña para poder entrar en la ciudad "Visc-a Vila-real"), les otorga un fuero de más categoría que a los de Burriana, una serie de beneficios fiscales (exención en el pago de los impuestos reales sobre tabaco, papel de liar y bebidas alcohólicas), el derecho a celebrar botellón en la calle los sábados y una feria al año. Esa feria es la conocida Feria de Santa Catalina, feria del pito o paraetas jipis. El rey se reserva los lupanares y el derecho de admisión en las tascas.
Otras corrientes historiográficas atribuyen la fundación de Vila-real a Jebediah Vila-real, al igual que Alicante fue fundada por Jebediah Alicante, Valencia por Jebediah Valencia. Esta teoría la suscriben los estudiantes más vagos de la facultad por razones obvias.
El 12 de Enero de 1706, las tropas de Felipe V asaltaron Vila-real cuando un grupo de frikis empezaron a disparar contra ellos durante la Guerra de Sucesión, entonces, los partidarios del archiduque Carlos de Austria como sucesor de Carlos II se liaron a quemar edificios, sobre todo los de los ricachones del pueblo, conocidos com "botiflers". Por este motivo, Vila-real guarda un mal recuerdo del fuego y no celebra Fallas. Un hecho poco conocido, ya que no se ha conservado documentación al respecto, es que, al igual que ocurrió con Xátiva, Felipe V quiso cambiar el nombre a la villa en premio de lo que había padecido, y durante un breve periodo de tiempo Vila-real pasó a llamarse primero Felipe Netra, luego Felipe Pino, más tarde Felipe Lotas, y, por último, Felipe Luquín. Visto que cada cambio de nombre suscitaba más chufla que el anterior, el monarca decidió devolver a Vila-real su antiguo nombre, pero como venganza abolió los fueros de Aragón.
A unos que vivían en unas Alquerías, a las afueras del término municipal, se les perdió un niño y se fueron a buscarlo. Nunca regresaron.
El séptimo oráculo de Raticulín profetizó que, cuando se cumplan las tres señales, el Imperio del norte valenciano se tambaleará y los vilarrealenses encabezarán una nueva de reconquista contra fuerzas invasoras, gobernando los ejércitos de la Plana Baixa. Estas señales son las siguientes:
Inicialmente se cultivó arroz, aunque la proliferación de mosquitos asesinos y las graves epidemias de paludismo y fiebre amarilla hicieron que los lugareños se lo pensaran mejor y abandonaran dicho cultivo y directamente a la hora de hacer la paella le compraban el arroz a los valencianos (con la secreta esperanza de que, a su vez, éstos enfermaran de paludismo, y así poder conquistar Valencia -pues a malicia nadie igualaba a los vilarrealenses-).
Posteriormente, el gran prohombre Polo de Bernabé, harto de beberse el whisky a palo seco, introdujo el cultivo de la naranja. Dicho cultivo tuvo un éxito inmediato pues, aparte de ser un excelente complemento a cualquier bebida alcohólica, los lugareños tenían la excusa perfecta para, cuando encontraban una moza de su agrado, “llevársela al huerto”. Complementariamente al de la naranja también se cultivaba el cáñamo, útil para la fabricación de alpargatas, capazos, esterillas, sombreros y demás aunque, para qué nos vamos a engañar, mayoritariamente la gente se lo fumaba (de hecho no era inusual encontrarse a altas horas de la madrugada a algunos entrañables llauraors quienes, tras una noche de excesos -pues iban cocidos- intentaban fumarse las alpargatas).
Con la llegada de la Preysler (a principios del XIX), un grupo de notables de la villa decidió que ya estaban hartos de llenarse los zapatos de mugre y acordaron alicatar todo el término municipal, y de esta manera fue como el azulejo se puso de moda y ha sido el principal motor del desarrollo económico hasta el siglo XXI.
La llegada del nuevo milenio supuso el estancamiento de la producción de azulejos. Algunos expertos (lo he consultado en el bar de debajo de mi casa) sostienen que diversos factores económico financieros y de reajustamiento de mercados, junto con el déficit en la balanza de pagos y las hipotecas subprime, han podido ser la causa, mientras, otros sostienen que es que simplemente se ha alicatado hasta el fondo marino.
El siglo XXI trajo consigo el redescubrimiento del postre de Sant Pasqual Bailón (patrón marchoso donde los haya) y toda la maquinaria de la industria cerámica se ha volcado (metafóricamente) en la fabricación de los tarritos para la distribución de dicho postre, tal fue el éxito tras su presentación en Fitur.
La ciudad de Vila-real fue construida con planta hipopotámica que, para los menos cultos, significa con forma de rectángulo rodeado de murallas con cuatro torres y un hipopótamo salvaje guardían en cada una de ellas, que hay que ver como se las gastan estos bichos. Hasta nuestros días sólo ha llegado la torre sureste, conocida como Torre Pocha. Toda una dinastía de hipopótamos guardianes la defendieron, hasta época contemporánea, en que el último se suicidó, arrojándose al vacío, al ver el rascacielos que construyeron anexo a su amada torre. Nota bibliográfica: Para ampliar esta cuestión es interesante la lectura de la obra Elmo y los hipopótamos de Patricia Conde.
Allá por el siglo XIV, tuvieron que construir fuera de las murallas y así surgieron los arravales del Carmen y el de San Pascual. Al final de este último, ya podía encontrarse un grupo de virtuosas mujeres fabricando cordones para colgar embutido, que tras la canonización de San Pascual en 1690, pasaron a ser los conocidos “cordoncitos de San Pascual.”
Sin embargo, el gran desarrollo urbanístico de esta metrópolis llega ya en el siglo XX con la construcción de los polígamos industriales de Porcelanosa y el carrefú (seguramente del Ikea nos quedaremos con las ganas).
En cuanto a vías interesantes es imprescindible señalar el carril bici la ruta del agua.
En Vila-real cada habitante tiene uno o varios WC en su casa, ya que no existen servicios públicos. Los visitantes deben contentarse con consumir algo en un bar para que les dejen usar el suyo.
Se celebran en Mayo y septiembre respectivemente. Como su nombre indica, la gracia de estas fiestas consiste en apoltronarse en el casal de la peña a la que se pertenece y vivir en él durante toda la semana, poniéndose ciego de alcohol, tramussos, cacaus y xulla (esto sólo el lunes.) Si no se tiene casal, se recurre a la técnica del gorroneo o se acude al mesón del vino con todos los guiris de fuera del poble.
En el marco de estas fiestas de mayo, se celebran dos desfiles: la procesión de San Pascual, donde hay que ir sereno y mudado, y la cabalgata de la naranja, donde se requieren unos niveles mínimos de alcohol en sangre y disfraz (preferiblemente que se note que es del todo a 1 euro o de manufactura casera, los hombres vestidos de mujerezuelas son lo que más triunfa). Advertencia: Si te equivocas, y el día de la procesión crees que vas a la cabalgata, una turba de abuelas furiosas te correrá a gorrazos y sufrirás la pena de destierro. Si el error es a la inversa, un tribunal popular estudiará el caso.
Sobre el 20 de febrero suele celebrase algún acto en honor a Jaume I y sus elefantes. Un año hasta hicieron un desfile en el que llevaron la estatua del rey de la plaza mayor a algún lugar digno del monarca fundador, pero por el camino fue abducido, y nunca más se supo.
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