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El silencio es la ausencia de ruido, sonido y canis.
El silencio está ligado inevitablemente al tiempo.
El silencio empieza inevitablemente con un sonido o ruido, que o bien se va apagando poco a poco o bien termina bruscamente. En ocasiones puede que tenga un final descendente suave, aunque no muy largo.
El silencio termina como ha empezado, con un sonido o un ruido. En Fuenlabrada el silencio termina cuando pasa un cani.
Durante la duración del silencio, no se oye nada: ni un martillo neumático, ni un coche reguetonero, ni nada.
En realidad os acabamos de colar una mentira. Curiosamente, sí hay algunas cosas que puede oírse: un lobo aullando, el viento o incluso los grillos no sólo no cancelan el silencio sino que lo intensifican. Este fenómeno es más misterioso que los estraterretres, y lo estudiaremos más abajo.
El silencio tiene importantes efectos sobre la salud humana y perruna también.
El silencio es más beneficioso para la salud que comer sardinas. Para ser exactos:
Nada es perfecto, ni siquiera el silencio. En este caso lo malo que tiene es que es aburrido. De cojones. Lo veremos de forma gráfica mediante la siguiente parábola pseudo-chinesca.
Un monje ingresó en la orden Chi-Tong, que obliga a hacer voto de silencio. Sólo podía decir dos palabras al año, y sólo al superior de la orden. Tras el primer año el superior, Kah-Yaong, lo convocó a su celda y lo conminó a hablar. El monje dijo: «Cama dura» y se fue por donde había venido. El superior Kah-Yaong movió la cabeza, pensativo. Al año siguiente, el monje volvió a ser convocado ante el superior, que le invitó a decir sus dos palabras anuales. El monje dijo: «Comida mala» y de nuevo se volvió a su celda. Al tercer año, el monje apenas había entrado en la habitación de Kah-Yaong cuando dijo: «Me voy» a lo que Kah-Yaong respondió: «No me extraña, no hacías más que quejarte»
<Risas enlatadas> |
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La leyenda del voto de silencio |
Pues eso, que algo malo tenía que tener.
El silencio no siempre se corta cuando hay un sonido. Hay ruidos que lo intensifican, como ya hemos visto arriba: los de las fotos que ilustran este artículo. ¿Cómo puede ser esto? O, dicho de otra forma (en zevillano): ¿ezo cómo pué zé? A continuación, la explicación física tal y como la descubrió el famoso Prof. Panglos.
Esta partícula se postula como la causante del silencio. La emiten algunas criaturas vivas y otros elementos de la Naturaleza, y son de color malva (este aspecto de la teoría no está muy conseguido).
Se trata de un elemento de sonido que potencia el silencio, aumentándolo. Se mide en silencibelios.
Se postula un somormujo que atraganta los silencibelios, auto-endiñándolos hacia el retro-filostro. Tendremos así un calostro que...
El Prof. Panglos resultó no estar muy bien de la cabeza, por lo que se le ingresó en la Unidad Psiquiátrica del Hospital Nuestra Señora de las Polainas. El fenómeno sigue, pues, sin explicación.
Hay algunos silencios que son más elocuentes que las palabras, y suelen venir después de una pregunta inoportuna. Veremos a continuación algunos ejemplos famosos. Para no escribir los silencios, tarea ingrata a la par que imposible, citamos sólo las frases que llevaron a ellos.
«Oye, Bruto, ese puñal no será para asesinarme, ¿no?»
~ Julio César viendo llegar a Bruto.
«¿Tú también, Bruto?»
~ Julio César tras ser asesinado por Bruto.
«¿Creéis que ganaremos?»
~ Napoleón a sus generales según llegaban a Waterloo.
«Qué bien pinta este disco, ¿a que sí?»
~ Miguel Bosé discutiendo sobre su nuevo "éxito" Papito.
«Es benino, ¿verdá, dotor?»
~ El Fary en la consulta del oncólogo.
«Qué graciosa queda mi referencia a Chuck Norris en este artículo.»
~ Frikipedista sobre su enésima referencia a Chuck Norris.
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