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De la serie Elementos químicos: | ||
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Nombre oficial: | Postmeridio | |
Otros nombres: | Péemecio, PM, Porlatardío, Antesqueanochezquio | |
Serie alquímica: | Lapónidos | |
Descubridor: | Cristobalón Colón | |
Color en tabla: | Amarillo atardecer en la toscana | |
Presente en: | Relojes del pulsera, Relojes de pared, Relojes en general | |
Usos: | Decir la misma hora que en la mañana pero por la tarde | |
Estado: | Tardío | |
Peso kg/puñao: | De 12:00 PM a 2:59 PM ligero, a partir de ahí un las tres (3:00) | |
Estructura: | {{{struct}}} | |
Abstracción: | Rango horario incorrecto | |
Humungoso: | ¡Yo me llamo Ralph! |
El posmeridio es el elemento número 61 de la lapónidos. Se halla presente en todos los relojes, en algunos seres humanos con el reloj biológico funcionando y en simios que saben emplear el lenguaje de los signos.
Se acostumbra a presentar puro en relojes digitales Cansio de esos que llevan los gafapastas. En otras formas de contar el tiempo se halla implícito pero no es posible purificarlo suficientemente; el Postmeridio en estos casos está en función del sol que haga, al menos que sea en el círculo (ha, ha, he dicho culo) polar ártico.
Sus otros nombres son PM, abreviatura de Péemecio y no de Pasado Mañana. Hay un debate científico sobre si también se le puede llamar Porlatardío (dependiendo de las tarifas de teléfono) o Antesqueanochezquio (si uno es fan de Reinaldo Arenas o Javier Bardem). De momento la UINP (Unión Internacional de Nomenclatura Periódica) no se ha pronunciado porque no sabe cómo pasar de la N a la P sin una vocal entremedio.
A todos nos habrán contado un rollo de cómo se creó la tierra, el universo y las barbas de Chuck Norris todo a la vez. Pues resulta que el Postmeridio no estaba entonces. El Postmeridio es un elemento artificial y no existía antes de que existiese el mediodía.
Al principio de los tiempos los hombres prehistóricos, mucho antes de inventar la rueda, se fijaron que había una cosa gordota y muy brillante en el cielo, a veces, y otras veces no estaba. Cuando estaba el sol le llamaron día y cuando no noche y se quedaron más anchos que largos. Como la noche se la pasaban durmiendo y haciendo otras actividades horizonatales, pues no les preocupaba mucho. En cambio el día se les hacía muy largo. Así que decidieron que cuando el sol estaba a la mitad de su camino por el cielo le llamarían mediodía. Así se inventaron dos conceptos más: mañana y tarde. Entonces no había la confusión de mañana como primeras horas con la legaña colgando y mañana como que no pesao, que hoy no, vuelve el día siguiente. Tampoco había problemas con tarde como pues una siestecilla de pijama y cama ya me la echaba yo y tarde como ¡Falto de talento! Si te digo a la de tres ¿por que きエヴ lo haces a la de cinco?.
En cuanto los trogloditas inventaron los conceptos de otro día y le llamaron también mañana y lento de reflejos y le pusieron tarde ya estaba liada. Pero nada se podía hacer hasta que inventaran el reloj.
Debido al aumento de calidad de vida, una dieta libre de yogures con bífidus o el empleo de las criadillas de búfalo desecadas y pulverizadas como poción de la longevidad, cada vez había más ancianos trogloditos neardentaloides sapiens de esos con la barba blanca. Estos ancianos, cuando los jóvenes se iban a cazar mamuts y las jóvenes hacían la colada de taparrabos de todo el clan, se sentaban en una roca a ver pasar el tiempo.
Resultó que una mañana un anciano, que andaba con bastón y seguía vivo a pesar de tener la avanzadísima edad de 30 años, mientras iba a su roca, clavó el bastón en un truño de mamut que se estaba secando y no lo pudo desclavar. Y se pasó todo el día mirando el palo, la mierda en la que estaba pinchado, y la sombra. Le pareció, quizás por culpa de la insolación o por la demencia senil neardental, que la sombra se movía. Al día siguiente se levantó al amanecer e hizo una marca en el suelo dónde caía la sombra. Y vió que al mediodía no hacía sombra. Y antes de ponerse el sol marcó la sombra final del atardecer y regañó a unos jóvenes que se decían cursiladas a la luz del crepúsculo.
Ya está, ya se había inventado el reloj. En honor a este descubrimiento unos druidas de bretaña, con ascendencia euskera y extraterrestre, construyeron una especie de ruedo de piedra allí en Inglaterra. El anciano neardental murió dos semanas más tarde, después de tropezar con una piel de plátano dientes de sable y clavarse el primer reloj de la historia (y el mojón de su base) no sé, en el cráneo, por ejemplo.
Tabla periódica de los elementos
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