Halógeno

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Tipologila de elementos periódicos indicados en la tabla en color amarillo huevo batido. Son vecinos de los gases plebeyos y siempre les están pidiendo que si una pizca de sal, una cortadora de césped o el típico ferrari deportivo que todo vecino plebeyo tiene.

Componentes de la banda

El grupo de los halógenos está formado por la fosfatina (en la batería), clocleta (guitarra acústica), bromonio (bajo), inglesio (triángulo acústico), adamantio (castañuelas elécticas) y Kal (brasa eléctrica).

Orígenes y descubrimiento

El primer elemento del grupo descubierto fue la clocleta. Se conocía su existencia desde tiempos inmemoriales, anteriores incluso a la existencia de ketchup (¿o era el catsup?). Se conocía ya en el antiguo egipto y se dice que su consistencia untuosa y frita ayudó al descubrimiento de la cerveza para emplearlos juntamente para hacer el aperitivo.

Ya entrado el siglo XVII el burgomaestre de Hamburgo, Hans Von Pickencarnen, inició el estudio de los halógenos (conocidos entonces como cloquetoides) con ayuda de su secretaria Hilde. Fueron muchas las noches que pasaron follando en vela, así como muchas las veces que Hilde tuvo que limpiarse las comisuras de los labios. En una ocasión, Hilde, harta de la mala puntería suerte de su patrón, exclamó ¡Al ojo no!. Von Pickencarnen entonces decidió apuntar a un frasco de laboratorio, donde acabó vertiendo sus humores. Pasaron los días y como la chacha estaba de baja nadie limpiaba en el laboratorio. Pasado un mes, Von Pickencarnen en persona se puso a hacer limpieza porque ya le había dado cuatro vueltas a cada calzoncillo. Al llegar al frasco de sus humores, observó que tenían una apariencia hungumosa sin deliquescencia anísotrópica refractaria. Tras contactar con Horatio, de CSI Miami, y unos análisis de 30 segundos, determinaron que aquel pegote hungumoso indeliquescente anisotrópico refractario era en realidad fosfatina.

Primeros años

El niño Fosfatina era muy querido por sus padres, Von Pickencarnen y Hilde, tanto que lo internaron en un colegio marista regido por Amparo Baró. Allí, a base de una dieta de pollos tísicos, sopa de huesos de pollos tísicos y flan de grasa de pollo tísico, creció sano y fuerte, equilibrado de mente y a penas acosado por sus compañeros. Salvo aquella vez en la que izaron su pijama de picachu como bandera y tuvo que dormir a pelo con los efectos secundarios de llagas por todo el cuerpo.

Fosfatina pronto demostró gran habilidad y sensibilidad por la música, pudiendo ya a los cinco años interpretar sonatas de Bethoven con la ayuda de su esfinter anal y una comida copiosa de fabada literal. Estos primeros intentos musicales nunca fueron del gusto de sus profesores. Le fue retirada de la dieta cualquier tipo de legumbre, que fácilmente conseguía de sus compañeros a cambio de cromos de Iron-Man. Ya eran frecuentes las veladas musicales de los jueves, si el tiempo permitía estar en un lugar aireado, y se llevaba siempre el aplauso incondicional de sus compañeros sentados en las últimas filas.

En una de estos conciertos fue sorprendido por el hermano Tarsicio, que había pasado gran parte de su vida en Uruguay. En lugar de amonestar al joven Fosfatina lo llevó a su despacho y le tocó. Quiero decir, que tocó para él, la harmónica. Fosfatina quedó maravillado, no sabía que otras cosas que no fuesen sus gases plebeyos pudieran hacer música. Pronto, Fosfatina empezó a experimentar con instumentos.