De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
La Biblioteconomía es una ciencia auxiliar de la prostitución que trata sobre el apasionante y trascendental mundo de la información y su respectivo tratamiento, para una recuperación documental satisfactoria a la par que placentera. El objetivo más inmediato de la biblioteconomía radica en dejar plenamente saciadas las demandas de información que hace la sociedad, que busca en la biblioteconomía y sus profesionales de la información una manera de apagar el ardiente apetito documental y así dar rienda suelta a sus fantasías bibliográficas más extravagantes.
Estudiantes, jubilados, estudiantes jubilados, investigadores, amas de casa… independientemente de su condición social y sexual pueden ser usuarios asiduos a estos burdeles de la información, llamados vulgarmente, bibliotecas.
Los inicios de la Biblioteconomía como pseudociencia son algo difusos, si bien es cierto que algunos expertos en el tema (que pequeño es el mundo para algunos) sitúan sus inicios al inicio de todo, en el génesis, cuando Dios creo la primera biblioteca pública. Dios creo el hombre a su imagen y semejanza, de la costilla de éste Dios creo a la primera mujer y de la costilla de ambos Dios formó al primer bibliotecario. Existen otras teorías no tan contrastadas que aseguran que la raza bibliotecaria no es tal y que simplemente es una profesión mediocremente convencional que tuvo por objetivo inicial tratar, conservar y difundir información de vital intrascendencia para el pequeño gran público. Nada demostrado, afortunadamente.
Posteriormente y a lo largo de toda la historia de la humanidad, la biblioteconomía siempre ha sido objeto de disputa y de fuertes conflictos bélicos entre países bibliotecarios y protestantes, por disputarse el poder bibliográfico total. Alejandro Magno el catalogador, Juana de mArco21, Carlos III “ el bibliófilo” o más recientemente el papa Benedicto ACRR, dan buena fe de la importancia de la biblioteconomía a lo largo de nuestro tiempo.
La biblioteconomía en la actualidad sigue tan presente como cuando los biblioapóstoles escribieron la primera monografía en soporte piel de virgen formato adolescente (véase Biblia), y es que si antaño la biblioteconomía era importantísima, en la actualidad no lo es menos. Actualmente la biblioteconomía, al igual que los kebabs y los bazares orientales, está plenamente normalizada, buena prueba de ello son los estudios universitarios que se llevan a cabo de Biblioteconomía y Documentación, estudiantilmente pronunciada como B%$%%&??!!º/** y Documentación.
Viene a ser como una escuela de jedais donde se crean auténticas máquinas de catalogar sin escrúpulos. Un auténtico bibliotecario no distingue entre hombre, mujer o niño, él sólo ve entidades productoras de documentos; sus vidas personales, meras entradas secundarias; sus anécdotas, unas simples notas. En caso de que la entidad productora de documentos (léase persona) sea una persona anciana, minusválida, o de una raza diferente a la del centro de catalogación, se procederá a la ejecución inminente del sujeto justificando que no era una entrada válida. La potestad de los hijos y esposa del difunto pasarán a ser del bibliotecario ejecutor, admitiéndolos como entradas normalizadas. Así que IP anónima, protege a tu abuelitos, si aún estás a tiempo.
Como pseudociencia que es la biblioteconomía, también tienen mucha relevancia las revistas científicas o de humor según se mire que tratan sobre el tema, ¡Qué me catalogas! o Poco interesante son un claro ejemplo de ello. En ellas suelen publicar los super bibliotecarios de nivel 1 mostrando a sus familiares al gran público los avances que se van haciendo dentro de la disciplina; que si una nueva teoría la mar de compleja sobre la ordenación de los tebeos de Mortadelo y Filemón, que si una nueva vacuna contra las polillas, que si una nueva técnica infalible para echar a los estudiantes a la hora de cerrar las instalaciones, etc.
Cabe destacar también que a día de hoy se están llevando a cabo multitud de reuniones, congresos y conferencias referentes al tema, en las que se proclama abiertamente una nueva República Independiente a las Reglas Angloamericanas de Catalogación y dónde proclaman la superioridad de la raza bibliotecaria por encima de grandes saurios, mamuts, tigres dientes de sable, lobos marsupiales, delfines del rio chino, tigres persas, tigres de tasmania, quaggas, alcas gigantes, osos del Atlas, gorilas albinos, codornices de Nueva Zelanda y humanos.
Ser un auténtico experto o profesional en el tema de ver como los libros acumulan polvo requiere ciertas competencias u aptitudes, a tener en cuenta todas y cada una de ellas:
En España hay varios centro de producción de esta extraña orden/secta de trabajadores. Aunque en cada uno de los centros les inculcan la idea de que son los únicos de una honorable y magnífica raza de bibliotecarios, lo cierto es que en España hay como 10 lugares donde es posible afiliarse a esta extraña y controvertida comunidad.
Entre las más importantes está la de la universidad de Barcelona (Ubicada junto al festivo y agradable barrio del Raval y la unidad hospitalaria penitenciaria), en la Universidad Carlos III de Madrid (De donde han salido grandes calamidades de la biblioteconomía), universidad de salamanca, universidad de león la universidad de Granada (Con su pecaíto y sus claras) y la proximamente difunta facultad de humanidades y biblioteconomía de Ferrol Del pringadillo en donde se alberga la mayor agrupación de vagos y maleantes profesores renegados especializados en el arte de tocar las pelotas la biblioteconomía.
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