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Los Almogávares eran una banda de terribles soldados mercenarios de la Corona de Aragón del rey Jaume Jesucrist I entrenados a modo de spetsnaz. Eran muy brutos y bestias, y nunca se afeitaban la barba, por lo que asustaban más que un Talibán. Sus principales enemigos eran los moros, los turcos y los franceses. Les gustaba masacrar ciudades grandes, flotas grandes y ejércitos muy grandes. Iban armados con un cuchillo de cocina y usaban una sartén grande a modo de escudo, pues les gustaba la carne de moro, y después de las batallas solían hacer el botellón en el campo de batalla. Algunos almogávares conocidos fueron Ramón Muntaner, que era el único almogávar que sabía escribir, Roger de Flor, un italoalemán que había sido Templario y era un antepasado de Carod Rovira, pero el almogávar más conocido el Goliath, el amigo del Capitán Trueno, que mató en un duelo al sultán de Damasco y luego lo cocinó con su sartén de guerra repartiendo su carne entre los granjeros Ingleses amigos de Robin Hood. Las hazañas de los almogávares se conmemoran en las fiestas de moros y cristianos y en videojuegos como Call of Duty y Assassin's Creed.
El término almogávar procede del árabe (a matar). Según autores como Mar Negro, feudo común de bárbaros, o tal vez de las entrañas del infierno, quien sabe, pero eran salvajes y sanguinarios. En todo caso, hablaban lemosín con tacos en árabe y palabrejas militares griegas y francesas...
Los almogávares fueron reclutados por Jaume Jesucrist I para luchar contra los moros malos de Valencia. Estos almogávares eran en realidad unos ladrones que había robado un cerdo y dos monedas de cobre el un caballero castellano llamado Ansar. El rey de Aragorn les perdonó a cambio de sus humildes servicios. En la conquista de Valencia, los almogávares ganaron dos batallas decisivas contra jinetes sarracenos. El premio para los almogávares fue el poder comerse los caballos (cosa que hicieron), y el derecho a largarse a donde ellos quisieran, salvo a Cataluña. Entonces, los almogávares decidieron ir a Menorca a cepillarse a unos cuantos moros más, y en cuanto se acercaron al mar, este se abrió para dejarles paso, y hasta los tiburones blancos y las barracudas salieron volando. Al final, llegaron a Menorca y arrasaron el castillo moro. Jaume Jesucrist I ya había muerto entonces, y el nuevo rey, Pedro el mediano (era de procedencia Hobbit), les dio permiso para irse a Sicília a matar caballeros franceses, que estaban en guerra contra Cataluña por ver quien se quedaba con la islita. Al final, grácias a los Almogávares, que realizaron un asalto amfíbio con galeras y brulotes, ganaron los catalanes.
En esa batalla, los habitantes de Messina ayudaron a los almógavares a hacer salchicha de caballero francés con sacacorchos después de ganar. Durante esa cena, los almogávares conocieron a un italoalemán llamado Milhouse Mussolini Van Houten, llamado en fuentes catalanas Roger de Flor. El caudillo segundo de los almogávares, el famoso Goliath, quedó muy impresionado al ver a Milhouse comerse la cabeza de un arquero francés sin cocinarla ni nada, y por eso le propuso matar al jefe almogávar, llamado Davy Jones. Tras un duelo a muerte con cuchillas de afeitar, Davy Jones admitió que había perdido y se fue a la mar. Entonces, Milhouse, que había luchado en las cruzadas, convenció a Goliath y a los otros almogávares para que se fueran a Grecia a luchar bajo la torpe bandera del Imperio Bizantino, un imperio que de imperio poco tenía, pues dos turcos feos y un sultán gordo y calvo lo tenían contra las cuerdas.
Nadando o caminando por el fondo del mar, los amogávares llegaron a Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino. Allí, el ayudante del emperador, Joseph Ratzinger, un arzobispo ortodoxo alemán que también había luchado en las cruzadas desde 1099, dijo a Milhouse que había un ejército de diez mil uruk-hai turcos que iba a atacar Constantinopla. Milhouse y Goliath solos mataron a todos y prepararon un festín para el emperador y su gente, que llegaron pronto al campo de batalla. Al llegar, el emperador prometió a Milhouse que le regalaría Mcedonia y Tracia. Al enterarse de eso, el hijo del emperador, mató a Milhouse por la espalda con una barra de Plutonio.
Goliath juró vengar la muerte de su amigo y reunió a todos los almogávares para arrasar de punta a punta Grecia. Durante varios meses cenaron carne de Griego (ya fuera hombre, mujer, perro, gato, caballo o rata), hasta que el hijo del emperador reunió un ejército de hunos al mando de Atila. Goliath solo bastó para ganarle y hacer toda la parrillada de salchichas de huno. Entonces, los griegos se rindieron, y Goliath se repartió el Imperio con otro capitán almogávar, que pronto se cansó y se fue a Alemania. Goliath quedó como dueño indiscutible de Grecia hasta que el rey de Aragorn les volvió a llamar y tuvieron que abandonar sus posesiones.
Entre esta aguerrida y sabia hueste de carniceros catalanes o marcianos, alquien tenía que poner un poco de orden, por eso, Goliath, tras la conquista de Valencia, pidió a Ramón Muntaner que le escribiera unas reglas que todos los soldados tenían que respetar para no provocar paleas entre ellos (imagínense a Chuck Norris luchanco consigo mismo). Esta simple legislación de sólo tres leyes tardó doce años en ser redactada. Las leyes son las siguientes:
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