Pelocenicero

De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.


De la serie arreglos capilares y vellosos:
Pelocenicero
Pelocenicero.jpg
Un pelocenicero sintético generado a partir de una fotografía de stock.
Forma Una corona de pelo, con faldón trasero opcional
Creador Fifí
Época de esplendor Los 90
Lucido por Canis y bakalas
Detalle distintivo El rape selectivo
Nivel de frikismo Alto
Popularizado por El Cani Bizco

Corte de pelo típico de canis y demás amantes de la música electrónica.

Contenido

Historia

Tras la Primera Guerra Mundial, la aristocracia de todo Occidente se dio perfecta cuenta de que su lugar en el mundo estaba cambiando: cualquiera con mucho dinero tenía más poder que la flor y nata tradicional. La Nobleza estaba en desuso a nivel mundial. Sólo les quedaba un recurso para no caer en la irrelevancia más absoluta. Su paladín Wolfgang Vanderbilt von Bulow y Osborne-Simpson de Malatesta und Arteaga-Saxe-Coburg and Gotha (conocido como Wolfie en círculos mundanos) lo expresó mejor que nadie:

«Renovarse o morir»

~ Wolfie en la XXVII Bienal "Oligarquía Hoy"


Así que, como sus títulos nobiliarios ya no valían un pepino, decidieron dignificar su imagen. De ahí que se pusieran de moda el monóculo, el smoking y demás signos de la clase acomodada.

La nueva Clase Media

Durante los locos años 20, y una vez que aceptaron a unos cuantos nuevos ricos en sus clubs, los aristócratas descubrieron horrorizados que la gente con cierta educación podía fácilmente adoptar su extravagante modo de vida. Así, una multitud creciente se dedicó a copiar la mayoría de los signos externos de distinción que hasta el momento habían estado reservados para la élite: automóviles, fines de semana en el campo, turismo, promiscuidad rampante, incluso la sagrada residencia de verano. Poco a poco lo fueron aceptando, aunque a regañadientes; al fin y al cabo los advenedizos eran gente con estudios.

Pero lo peor estaba todavía por llegar. Aunque la nobleza hacía fiestas y viajaba sin parar, seguía con un ojo vago los progresos sociales. Fue así como descubrieron durante los años 70 del siglo XX el horreur: cualquier obrero podía estudiar y hacerse rico. Las revistas del corazón les incitaban a adorar y más tarde imitar a sus ídolos. Los otrora sometidos empezaban a despertar a una nueva realidad: tenderos que evadían impuestos, doncellas que iban a clubs de campo, incluso obreros que jugaban al golf. ¡Parecía que hasta los plebeyos más viles iban a conseguir los mismos privilegios que la Alta Alcurnia!

Hacía falta una estrategia radical. Aquí fue donde entró en escena el Condeduque Marius de la Tour Divisse van Palast Semionov de Poniatowski Tagliarini y Fierro, Marqués de Götheborg y Grande de Polonia, más conocido como "Millie" en los medios mundanos. En 1984 fue enviado como enviado plenipotenciario de los poderosos a la sociedad más bajuna.

Fifí, el auténtico inventor del look pelocenicero.

Una estrategia radical

La estrategia de Millie fue envilecer de forma abyecta a las clases plebeyas, incitándoles a la drogadicción y el tuning como forma de escape de sus míseras vidas. Así pasarían a parecerse a los plebeyos medievales con sus banales existencias. Con este fin entrenó a varias legiones de Duques-ninja (abreviados como DJ, lo que más tarde se tradujo como las ridículas siglas disc-jockey), que atontarían a la juventud con música machacona y sustancias psicodélicas.

Por fin, el pelocenicero

El aspecto externo también tenía que envilecerse al máximo. Millie acudió al último descendiente de los peluqueros reales de la Corte Austro-Húngara, el Barón Klaus María Ulrich von García-Baquero Hunyadi du Roti Zrinski van Luther Romerales, más conocido como "Fifí". Fue él quien diseñó el primer pelocenicero, con el propósito explícito de hacer parecer a su poseedor un subnormal convicto y confeso. El éxito fue rotundo. Los DJs esparcieron la moda entre las raleas centroeuropeas y mediterráneas, y más tarde incluso entre las nórdicas.

El tuning y el botellón llegarían más tarde como complementos inevitables a una vida dedicada al motor y las drogas. Nunca más volvería la clase obrera a intentar parecerse a las personas normales.

Detractores

Debemos destacar desde aquí los intentos del gran Chimo Bayo por sacar a la juventud de esta espiral de drogas y horterismo. También hay que recordar cómo El Fary luchó durante toda su vida contra la música chunda-chunda y el look pelocenicero, apostando más bien por un estilo de vida filo-gitaneras (es decir, imitando a los gitanos) más tradicional. Por último, Miguel Bosé fue el adalid de una cultura más sensible.

Todo fue en vano. Hoy día el pelocenicerismo triunfa en plazas y rincones varios de Espiña y el mundo en general.

Morfología

El pelocenicero consta de varias partes: cenicero propiamente dicho y, a menudo, faldón trasero.

Un precursor natural del pelocenicerismo.

Cenicero

El pelo de alrededor de la cabeza debe dejarse semi-largo en forma de corona; todo el resto debe dejarse muy corto, rapado casi al cero. La corona puede teñirse de rubio; el uso de otros colores no está bien visto.

Usar la cabeza de un pelocenicero como cenicero no suele ser buena idea, sobre todo teniendo en cuenta que suelen circular en manada. El poseedor puede ofenderse.

Faldón trasero

El faldón trasero es completamente opcional, pero muy apreciado. Se culmina así el esqueleto de un Mullet, que será la envidia del barrio por su sencillez palatina.

Variante del pelocenicero: animal muerto.

Variantes

La variante más apreciada del pelocenicero es la del animal muerto: dejarse sólo el pelo necesario sobre la camocha para aparentar que llevamos un animal muerto encima. Es muy popular la mofeta muerta, ya que cuelga bastante por detrás haciendo un bonito faldón; aunque tampoco están mal el castor difunto o la rata moribunda (se mueve un poco y le cuelga la cola). En los últimos tiempos triunfa definitivamente el castor, por la hermosa cola que podemos dejarnos sin desentonar y que hará de faldón trasero.

Es también muy popular llevar el pelo teñido y en forma de cardo borriquero. También se han dado casos de pelo-magdalena y de nido en la cabeza. Una variante muy apreciada en Tintín.

Todos estos modelos alternativos se conocen como peloceniceros por extensión, aunque no tengan cenicero propiamente dicho.

Tintín.

Tribu

Como tribu, los pelocenicero son una variedad más de los canis que adornan nuestras ciudades. Viajan en manadas y se comunican con sonidos extraños, sólo reconocibles entre ellos. Normalmente visten de chándal, aunque la ropa fluorescente es una buena alternativa. La gorra se usa como complemento en esos días de pelo malo, cuando nuestro cenicero se niega rotundamente a abrirse al sol.

Ver también

Enlaces externos

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