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De la serie arreglos capilares y vellosos: | |||
Mullet | |||
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Forma | Corto por delante, largo por detrás | ||
Creador | Desconocido (aunque loado) | ||
Época de esplendor | Los 70 | ||
Lucido por | Gente elegante de todo el mundo | ||
Detalle distintivo | Esa melena trasera | ||
Nivel de frikismo | Alto | ||
Popularizado por | Julia Otero |
Distinguido corte de pelo que dice serio por delante, fiesta por detrás.
Debemos distinguir dos partes muy importantes: por delante y por detrás.
El mullet debe llevarse bastante esponjado por delante. La longitud óptima varía según la moda del momento; puede ser prácticamente rapado, o larguito. Dado que su significado es claramente "Voy serio para el trabajo", se equiparará a lo que se lleve en ambientes laborales serios.
La vista trasera debe ser completamente "Voy de fiesta", sin ser afeminada. Unos graciosos rizos dan volumen a nuestro pelo, aunque no deben nunca llegar al cardado marujón ni a la permanente jebi.
Mucha gente descuida su mullet en la parte central, que sin embargo es crucial. La transición entre el pelo corto de delante y el largo de detrás no debe ser abrupta, ni causar una desagradable discontinuidad. Sólo la melena debe ser larga: si el centro es largo también habremos perdido la pulcritud delantera (una de las grandes bazas del mullet), y llevaremos simplemente los pelandrajo largos.
El buen mullet debe ir grasiento. Sólo de esa forma tendrá el aspecto brillante que a todos nos gusta.
Nadie sabe quién inventó el mullet. Aunque se conoce ya desde el Alto Imperio Egipcio, no ganó realmente tracción hasta bien entrado el barroquismo. Se sabe de elegantísimos mullets entre los mosqueteros de D'Artagnan, por ejemplo; mientras que los secuaces del malvado Cardenal Richelieu tendían más hacia la melena jebi. La Revolución Francesa acabó con esta moda, y Napoleón puso de moda el pelito corto que por desgracia ha sido dominante hasta hace bien poco.
Pero han sido pocos los que lo han llevado a su perfección moderna (con sus ricitos y su pelo grasiento) antes de los años 1970. Por algún motivo fue la época histórica con más mullets por metro cuadrado.
Por desgracia, el mullet ha caído en desuso casi completamente en Occidente; sólo unos pocos valientes lo llevan hoy día. Al lector preocupado le aliviará saber que quedan grandes reservorios alrededor del mundo: todavía hoy, varios grupos humanos lo practican con profusión.
En Estados Unidos son muchos los catetos de pueblo que siguen llevando mullet con orgullo. En los países del Este también sigue siendo popular.
En Muro de Berlín para encontrar nuestro peinado favorito. Una vueltecita por Kale Borroka y otros colectivos perroflautiles lucen soberbios mullets, sobre todo entre las mujeres. Y qué decir del pueblo Gitano, gran defensor del mullet hoy.
En Latinoamérica también podemos tener suerte: Festival de la OTI. Algo parecido ocurre en Argentina y el cono sur, donde también sigue triunfando entre ciertos colectivos.
Dejamos por un momento el árido tono del frikipedista y gritamos, embargados por la emoción: ¡Larga vida al mullet!
Tampoco está claro quién inventó el término mullet, o al menos quién lo aplicó por primera vez a este elegante estilo (en inglés mullet significa algo así como salmonete). Se dice que este uso se originó en la Inglaterra post-industrial de Liverpool o Manchester, a donde llegó desde la Alemania profunda. En cualquier caso, a nadie le importa un carajo este aspecto.
No a todo el mundo le gusta el mullet; sí, amigos, todavía hoy quedan detractores de este estilo.
A los peloceniceros los mullets no les gustan demasiado. Y eso que ciertas variantes de pelocenicero (por ejemplo, la técnicamente conocida como animal muerto con faldón trasero) son, en esencia, el esqueleto de un mullet. Sin embargo, la ausencia de sección media les da a sus poseedores una falsa sensación de seguridad. Los mulleteros, por su lado, suelen ser de gustos clásicos y no gustan del chunda-chunda makinero, lo que les vuelve agresivos a su vez.
Esta situación ha llegado en ocasiones a generar auténticas batallas campales en los barrios bajos. Los mulleteros ganan siempre, debido a su increíble fuerza física.
No hay buen feeling entre peluquineros y mulleteros. Eso lo sabe cualquiera, así que si llevas peluquín y ves acercarse un mullet, procura ajustártelo bien y que no dé el cante. De otra forma puedes llevarte una hostia.
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