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PASE A SER UN ARTÍCULO FRIKIPÉDICO La información contenida en este artículo es una mínima parte de su jugo total, así que ponte los guantes, saca el tupperwere y empieza a exprimir el tema. Si lo haces serás recompensado con una galleta en almíbar y algo más. |
«Si usted es un genio permítame decirle que quiero un millón de dólares, vida eterna y la paz mundial»
~ Rubia conociendo a Einstein
«¿Sexo seguro? Yo siempre tengo sexo seguro. Por eso cierro bien la puerta del auto»
~ Rubia cerca del sexo
«¿Sabes papi? Cuando venía camino a casa un tipo me dijo que si tenía sexo con él me regalaba estos zapatos. ¡Estan divinos! ¿Verdad?»
~ Rubia en la secundaria
Una rubia es una sub-especie de mujer cuya carencia de pigmento en el cabello es exactamente proporcional a la carencia de neuronas en el cerebro. Las causas de esto son aún sujeto de estudio por parte de los científicos y las científicas (que naturalmente, nunca son rubias). Características normalmente asociadas a las rubias, además de la estupidez, son la superficialidad y la promiscuidad aunque se debate en círculos académicos si estos comportamientos derivan de la estupidez.
Puede encontrárseles en su hábitat natural, usualmente los centros comerciales, los asientos traseros de los vehículos, las camas de los jefes y los salones de belleza.
Cabe recordar que no todas las mujeres que parezcan rubias lo son, es más, la gran mayoría no lo son. Tan sólo un 16% de las mujeres nacen rubias, pero más de un 40% de las mujeres son rubias. Aunque está claro que la gente se inventa estadísticas con tal de intentar demostrar algo y eso lo sabe el 14% de la gente.
¿Por qué una mujer de otra especie se teñiría el cabello para que todos piensen que es tonta y promiscua? Explicaciones existen muchas pero la más lógica es porque ya es de por si tonta y promiscua siendo pelirroja ó morena y resulta más sencillo volverse rubia. Se dice que esta práctica es incentivada por las pelirrojas y morenas para que no desprestigien sus respectivas castas. Bueno, en fin, el siguiente artículo tratará exclusivamente sobre las rubias naturales.
La más evidente es la falta de melanina en el cabello. Algunas teorías afirman que esto se debe a un derrame de materia gris filtrándose a través del cráneo durante los primeros meses de vida. ¿Por qué no es entonces el cabello gris? Se preguntarán, bueno, porque al entrar en contacto con el oxígeno varía el color. Esta teoría explica la estupidez.
Otra teoría afirma que el cabello se vuelve claro por la ingesta constante de semen, lo que explicaría porque algunas famosas no eran originalmente rubias.
Sea cual se la causa, las rubias suelen tener el cabello de colores claros que van desde el amarillo hasta casi blanco.
Las rubias por lo general tienden a tener los pechos más grandes que una mujer normal, lo que provoca que la sangre fluya más frecuentemente por esa área que por la cabeza. Por lo general el tamaño del cerebro es inversamente proporcional al de los pechos.
Las rubias tienen usualmente una boca grande especialmente diseñada con labios masajeadores y una automática función de succión. Rara vez se usa para hablar y cuando eso sucede generalmente nadie escucha, y el que escucha, no escucha nada interesante. Es por esto que, como de sus bocas nunca sale nada bueno usualmente se usan como orificio de entrada y no de salida. Como una adaptación natural a esto muchas rubias nacen con rodillas más duras y resistentes al dolor. Por supuesto que muchas rubias se dedican a “cantar” (bueno, si a eso se le puede llamar cantar) aunque su talento lo demostraron primeramente en la cama de los productores. En todo caso las rubias rara vez hablan durante el sexo ya que no les gusta hablar con extraños.
Existen también rubias que han denotado gran inteligencia y talento como Madonna, Christina Aguilera y Lady Gaga, pero ellas no son rubias de verdad, así que no se asuste.
Una amiga a una rubia:
—Para salir en una película debes acostarte con un director.
—No creo, lo hice durante toda la secundaria y nunca salí en ninguna película.
Una rubia sale de la oficina y habla con su amiga recepcionista.
—Sin duda me darán el aumento, me acosté con el Gerente.
—¿El Gerente? Pero anda de vacaciones…
—¿Entonces quien es el sujeto de traje y corbata que estaba lustrando el escritorio en la oficina de la Gerencia?
—El conserje que viene del funeral de su abuela.
—Escúchame rubia, soy un duende, si te acuestas conmigo te daré un tercio del oro de mi olla mágica.
—¿Un tercio nada más? No, quiero al menos la mitad de lo que contiene la olla.
—Está bien.
Después de un rato de sexo.
—Duende estúpido, me habría acostado contigo por un tercio de la olla.
—La estúpida eres tú, rubia, por creer en duendes, soy un enano vestido de verde.
—Ya es tiempo de la prueba oral.
—¡Ay profe! Pero luego me da tiempo de ir a lavarme los dientes.
—Gracias por posar desnuda para mí.
—Con gusto, pero le advierto que no soy modelo.
—No importa. Yo no soy pintor.
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