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El Conde Nácula, nace en Pensylvania, Estados Unidos; justo entre Lituacia, Croania y Eslovequia, en el año 1992.
Fruto del apareamiento entre un murciégalo ratonero y Mickey Mouse, surge este ser, o ente siniestro. Sus primeros años de vida transcurren en los valles de este condado alpino-cantábrico, dónde se enamora de Veda Sultenfuss, una cortesana, pero ésta muere repentinamente atacada por unas ovejas asesinas, lo cual produce en el joven Nácula un trauma con los animales que le durará de por vida.
Finalmente su padre muere en el campo de batalla a manos de su archienemigo Bugs Bunny, y Nácula hereda el trono de Pensylvania. Sus primeras medidas como Conde son las siguientes:
Entre el año 1029 y 1300 se producen las guerras médicas entre los condados de Pensylvania y el Gran Ducado de Lugo, gobernado con nariz de platino por el tirano Duque Marichalar, otro vampiro con capa de siniestras pretensiones. La guerra por el control de la ría de Arousa acaba con una repartición tras la mediación de otro Conde, Mario, y se llega al Tratado de Residuos Urbanos, firmado en la concejalía de asuntos sociales de Madrid con el auspicio de Pepa Botella, embajadora de Napoleón en España.
Al Conde Nácula le es ofrecido a cambio de importantes cesiones ser Juez Supremo de la Liga de los Pueblos Extraordinarios, un torneo medieval dónde los caballero de los diferentes pueblos del Reyno y los aspirantes a merluzo se rebozaban en el barro, eran zarandeados por una vaquilla hasta las ubres de esteroides o comían lombrices engordadas con pienso de gallina, además de sufrir todo tipo de agresiones físicas por los bufones del Conde.
El ganador era nombrado "Túzaro Real" y embajador de los jíbaros, siendo enviado a batallar al mando de un ejército de Mamachichos a la frontera entre España y Rumanía.
Finalmente los tiempos dorados del Conde Nácula llegan a su fin con la alianza pertrechada entre el Gran Duque de Lugo y el Príncipe de Beckelar, que convencen vilmente al Rey para que destierre al bueno del conde.
El Rey influenciado por las presiones del Duque de Palma que atracaba en la bahía con una poderosa escuadra de bribones, (barcos medievales de guerra), encierra al conde en la torre del campanario de la villa de Madrid, para escarnio y regocijo del pueblo llano.
Cuenta la leyenda, que cada 12 de Diciembre, puede oirse aún al Conde retorcerse en el campanario al son de las campanas con una maníaca carcajada fruto del efecto de una abusiva injestión de espumoso de Toledo (o cava), mientras los seguidores ultras de algún equipo le gritan desde abajo: "Y tira la cabraaaa, y tírala yaaaa, y tira la cabra esnáfrala yaaaaaa!!!".
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