De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
De la serie ciudades del mundo: | |||||
Ávila | |||||
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Topónimo oficial | del celtíbero avi (grajo) y el vetton la (bajo) | ||||
País | Aspaña | ||||
Código postal | 05 (¡ahí te la hinco!) | ||||
Superficie | en cuesta | ||||
Altitud | techo de Aspaña | ||||
Distancia | a 3 km. de Vicolozano | ||||
Fundación | está desenfundada 1100 metros sobre el nivel del mar | ||||
Población | maderos de la academia y gente normal | ||||
Gentilicio | carmelitas | ||||
Alcalde | uno que tenía un auto-escuela |
«La gente en Ávila es mala. Mira que me jode, que yo soy de aquí, pero aquí macho la gente es mala. Es mala.»
~ Un funerario anónimo una noche que su mujer le plantó con los pantalones bajados.
Pueblo de Castilla que si fuera conocido lo sería principalmente por su muralla (en menor grado), por la cantidad de andaluces que van allí a hacerse maderos y por el empeño que tienen en ponerle pimentón a cualquier cosa mínimamente comestible.
Fundada por los asirios en Júpiter hace doscientos trillones años, tuvo que trasladarse hace unos cientos de miles de años a la Tierra por haber mutado sus habitantes en homínidos debido a los gases que siguieron a la colisión de Júpiter con un gran meteorito llamado Raticulín. La naturaleza extraterrestre del abulense le hace parecer huraño y malasombra, siempre temiendo que su verdadera naturaleza llegue a ser descubierta. Su organismo alienígena depende en extremo de la ingesta de la especie terrícola denominada 'pimentón', no es por ello extraño verlos en tabernas y tugurios hinchándose los carrillos de patatas revolconas mientras se tupen a chatos de vino y discuten si Fabio Capello es el gran estadista del madridismo.
La muralla de Ávila es obra de los segovianos. Cuando los segovianos, otra especie de origen alienígena que se asentó en Perico Delgado para Santa Teresa, comprendieron que primero tendrían que tapiar a los abulenses para conseguirlo. De ahí que no tenga sentido alguno decir peyorativamente que los abulenses son "cerrados". Esta cerrazón del avileño tipo dió grandes filósofos como Sancho Dávila, conocido por su máxima "yo les doy en la cabeza hasta que la diñan" o activistas a favor de la legalización de las drogas como Teresa de Cepeda y Ahumada , que ya de niña levitaba a comprar el pan sacudiéndose el polvo de las alpargatas encima de sus paisanos,y Díaz de Mera son sólo una muestra.
Ávila es conocida como la cuna de los Dardos, pero no lo sabe nadie.
Los meteorólogos clasifican el clima avilés como un frío de un par de cojones. Esto es cierto incluso en verano. Resulta muy chocante viajar desde Madrid en Julio, donde hace un calor que te torras y un sol de justicia, e irse adentrando en unas montañas cargadas de nubarrones, ofreciendo una vista similar a la de las puertas de Mordor. De todos modos el cambio climático ha aminorado el frío en los últimos años y una espesa selva fluvial crecida al abrigo del efecto invernadero y el microclima creado por las cagadas de paloma amenaza con derramarse desde Ávila por toda la meseta norte, convirtiendo a Castilla en una selva tropical.
La dependencia metabólica que los abulenses padecen respecto del pimentón les mantiene en la creencia de que comerse algo sin pimientón equivale a comérselo crudo. Por ello, pegue o no, toda la comida en Ávila tiene color rojizo. La siguiente lista incluye los alimentos a los que más añaden (si bien, como decimos, todo alimento allí lleva una dosis de pimentón):
Cuentan que se ha visto a carniceros con un sopla-hojas y sacos de pimentón cubrir su carnicería entera de esta preciada especia a veces utilizada como moneda.
Sin embargo, si a un aborígen le muestras esta realidad, lo negará rotundamente, enfadado por supuesto, y acto seguido condimentará con pimentón su bocata de nocilla y se irá.
En Ávila tienen su propio código de circulación, diferente del resto del país. Lo que más cambia es el uso de las rotondas. En ellas el único sentido de los carriles es meramente estético. El conductor malasombra debe atravesar este elemento de la vía lo más rectamente que le sea posible. De hecho, el único motivo de que las rotondas de Ávila tengan carriles es que ya les venían así.
Seguir los carriles de la rotonda está muy mal considerado, ya que no sólo la fuerza centrífuga resulta una incomodez, sino que el desgaste de girar en el mismo sentido afecta a los neumáticos. Ni que decir tiene que a los avileses les gustan las rotondas anchas de centro estrecho.
Además, también cambia los códigos de señalización. No se activa el intermitente derecho para avisar de que se va a salir. Esto ya será obvio cuando el vehículo haya salido. Si acaso se puede activar el intermitente a la izquierda para avisar al vehículo que espera a que deje de meter el morro.
Como decíamos, el vehículo que espera para entrar en la glorieta, si ésta está ocupada, no debe quedarse parado, sino que debe ir avanzando y frenando, metiendo el morro hasta que el vehículo que circula dentro, o bien se ponga nervioso y pare (ha ganado), o bien señalice con el intermitente a la izquierda que no ha colado (debe aceptar su derrota).
Hay que señalar que en este pueblo las rotondas tienen una gran importancia cultural. Tanta, que es un objetivo del ayuntamiento lograr que cada familia tenga su propia rotonda, y van en camino de conseguirlo.
Las leyes de las rotondas no solo son aplicables a las mismas, sino que calles que parecen de medio carril resulta que son de dos y la gente juega a esconderse detrás de las esquinas para que si te asomas a verles en un ceda el paso no les veas y cuando tengas medio morro metido aparezcan y te insulten en su idioma particular.
Como especie autóctona de esta pintoresca "ciudad" están los autobuses y su correspondiente conductor, estos desempeñan el papel de base en la pirámide alimenticia por debajo de peatones, coches(normales) y coches(de los de la Universidad Católica) aunque estando por encima de los usuarios de autobús, siendo así humillados por sus superiores y criticados por los usuarios.
Los autobuses son cobardes y por lo tanto capaces de esperar 40 minutos para entrar en una rotonda siendo adelantados, si no es posible por el carril de la izquierda, por la acera.
Su único método de defensa es la obstrucción del tráfico ocupando los dos carriles(y porque no hay más) para tomar las maravillosas curvas cerradas que se hicieron para una carrera de volkswagens allá por los 70 que nunca llegó a celebrarse.
Sin embargo los autobuses protestan contra estas injusticias de una forma muy extendida, que es parando 200 metros por delante de la parada que les toca, haciendo a veces incluso que te ahorres el billete porque caminando para subirte llegues a dónde querías llegar. No acaba aquí su protesta sino que sus elevados medios tecnológicos te dejan jugar al subir al autobús a un juego que ellos llaman "¿Por dónde pico la tarjeta?" que consiste en encontrar el sitio clave donde tienes que pasar la tarjeta para pagar el viaje, a veces incluso lo encuentras pero tienen más ganas de juerga y tienen que teclear en código binario varios versos del Corán para que puedas pasarla, todo esto mientras conducen por el empedrado de la ciudad haciendo que varias personas pierdan sus testículos y tengan que buscarlos por el suelo del autobús.
Hasta Ávila se llega cualquiera que en Aspaña quiere ser madero, ya que allí se encuentra la famosa loca academia de las pinículas. No es por ná, pero casi todos los alumnos son andaluces. Esta gente llega a la ciudad sin apenas conocer el pimentón y, claro pasa lo que tiene que pasar: sus organismos, acostumbrados a productos no tan recios, sufren y acaban desarrollando úlceras de estómago del tamaño de una espadaña. Si la policia española tiene fama de brutal la causa hay que buscarla en el pimentón que estos zampabollos tragan en Ávila a lo largo de su formación y las úlceras que desarrollan. Científicos burgaleses han estudiado esta correlación y han demostrado que aquéllos que durante su estancia en Ávila han frecuentado las tabernas donde los madera-men acostumbran a abrevar son un 600 % más proclives al apaleo de manifestantes nonagenarios que aquéllos que simplemente se quedan dando vueltas en el Carrefour y se compran unas patatas fritas.
Son muy suyos estos de Ávila. Más suyos que la media castellana. No tuyos, ni míos: suyos de suyar. Sólo un segoviano puede entenderles porque sólo un segoviano es capaz de apreciar el pimentón en el bocata de nocilla. Por algo el DYC se inventó en Segovia.
Cuando entras en una tienda, el dependiente parece tener más interés en que vuelva a quedar vacía que en que compres cosas, de modo que te tratará de despedir y cobrar -si te ha dado tiempo a comprar algo- cuanto antes.
Se dice que el consumo reiterado de pimentón generó de forma espontánea la aparición de una raza autóctona de Siths, dando como mejores exponentes políticos incomparables de nivel nacional.
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