De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Nacido en el planeta Butanón, en el seno de una familia humilde. Su madre era una prostituta de un vulgar burdel de mala muerte, empleo que adoptó después de estar 20 años de becaria en el ministerio de investigaciones científicas sin que la hiciesen un contrato fijo. Después se bajó el Fantasy wall paper y su vida mejoró por completo. El padre era adicto a los plastidecor y a los rotuladores carioca, vicio que pagaba malamente trabajando de profesor adjunto en la universidad. Esto además le proporcionaba la oportunidad de poder meter mano a las/os jovencitas/os que pasaban por su despacho con la triste excusa de querer subir nota.
Todos estas formidables y envidiables influencias provocaron en yupi unas actitudes normales en un niño de 10 años, tales como vestirse de lagartona o cantar las canciones de camela montado en su Agatha de Ruiz de la Prada y con su sequito de niños malolientes. Este programa le dejó una huella indeleble en su psique, como veremos más adelante.
En su adolescencia cometió pequeñas travesuras como haría cualquier alienígena. Tales como secuestrar un transporte espacial lleno de jubiladas, asesinar en serie a 50 miembros de su propia especia, arrasar un campo de refugiados del planeta "Pringuin" o reventar a navajazos s todos sus vecinos.
Todas estas actividades le llevaron a enfrentarse injustamente a la policia y acabar en la carcel. Allí conoció a Astrako, un eunuco que se dedicaba a exibir sus carencias. Durante los días y noches que compartieron estos dos seres, yupi le comentaba minuciosamente sobre un programa que había visto de pequeño. Para evitar ser ejecutado, planeó su fuga con su compañero de celda. Se escaparon al planeta tierra para cumplir los deseos del ser de color naranjito chillón.
Ser amarillo con ramas de perejil aún más amarillas en la cabeza (debió ser un Espinete y a todos los seres que le habían visto al menos alguna vez, vamos, que vino a liquidar a todos los habitantes del planeta y al planeta también, ya puestos, porque no. Espinete la espichó en cuanto Yupi pusó un pie en Chema, el panadero yonki, viendo como su amado (¿amada?) era asesinado, intentó arremeter contra el ser amarillo, pero el eunuco le enseñó un sobaco y murió debido a esa horrenda visión. Millones de niños observaron en directo, a través de la televisión, esa dantesca matanza.
Después de aniquilar a casi toda la raza humana, los pocos supervivientes que quedaron fueron utilizados como esclavos para servir a Yupi y realizar tareas tan desagradables como acicalarle el pelaje, limarle las durezas de los pies o regar sus ramas de perejil.
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