De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana nuestro dios el monstruo espaguetti volador creó esta tierra y en ella instauró ciertas normas; entre ellas una que prohibía el suicidio a todos los que no estuvieran muertos humanos.
Esta ley le pareció genial a todo el mundo hasta que, en una ocasión, un humano llamado Tinpa pisó una mierda. Era más de lo que estaba dispuesto a admitir y decidió que no quería seguir viviendo (pensareis que no es para tanto, pero es que en esa epoca no había zapatos)
Por supuesto, el suicidio estaba prohibido, así que pensó que tenía que encontrar la forma de morir de forma accidental; practicó la escalada, el lanzamiento de piedra a casa del vecino y otros deportes de riesgo sin conseguir más que un par de chichones.
Harto de su mala suerte, Tinpa pateó una piedra por una pendiente, y esa piedra fue cayendo y acelerando en la caída hasta que se estrelló conra un muro y se hizo trizas contra él.
Aureka!! gritó Timpa sabiendo que había encontrado la forma perfecta de morir.
Construyó cuatro ruedas con barro y palos, les puso un eje, se las pegó a los pies y se dirigió hacia la cuesta. Y entonces, fue bajando a toda velocidad mientras notaba que se iba poniendo nervioso debido a la aceleración.
Durante la bajada, Tinpa estubo a punto de atropellar a una señora que le reconoció y empezó a gritarle para que parase y se disculpase "¡¡Tinpatinpatinpatinpatinpatin...!!", y repitió su nombre tantas veces que otro que la oía entendió ¡¡Patinpatinpatinpatinpatin..!! en lugar de ¡¡Tinpatinpatinpatinpatinpa...!! Ese otro que la oía resultó ser el tío que hacía las lápidas en el pueblo, y en cuanto vo el piñazo, se fue corriendo a su casa pensando en el pobre desgraciao se llamaba Patín.
Horas más tarde, cuando enseñó la lápida ya terminada a la familia, estos pensaron que Tinpa era tan tonto que no merecía hacer trabajar más al señor lapidero, así que así se quedó.
Horas más tarde, un señor que tambien había sido testigo del piñazo e incluso se quedó despues para ayudar a recoger dientes del suelo (muy amable, el) se interesó por el invento de Tinpa y decidió patentarlo aprovechando que éste había muerto. Fue al entierro, leyó la lápida y les puso patines como nombre en honor a su creador original, lo cual viene a demostrar cómo por una tontá del destino, la historia puede cambiar mucho.
Durante los siguientes años, el invento fue muy popular en el mercado negro como útiles de suicidio "de tapadillo" y se fue extendiendo al mundo entero; salieron distintas versiones como el monopatín y todo iba bien hasta que un ser mitológico apareció en el horizonte: la madre común.
Antiguamente, a las madres se la solía soplar lo que hacían sus hijos fuera de casa (mirad a Shin-chan; tiene 5 años y va por la calle tan contento) pero la madre común actual empezó a preocuparse y creó el casco, sin el cual no dejaban montar a sus hijos en los patines, y claro, con casco, es más difícil morirse.
Poco a poco los patines fueron siendo relegados a simples objetos cotidianos para que jueguen los chavales, muy lejos de lo que Tinpa habría querido.
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