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«Aquí me salen 80 kilogayers y estoy sólo en casa»
~ Ricky Martin reconociendo su identidad sesuarl
«Tercera norma del club de la ducha: Hay que pasar por cojones por el gayómetro»
~ Fundador del club de la ducha explicando sus normas a un nuevo afiliado
«Uy, qué torpe, se me ha caído el jabón»
~ Nuevo afiliado del club de la ducha en su primera sesión de grupo
El gayómetro, léase [gallómeto], es un aparato de alta tecnología y ambiente entero que permite detectar kilogayers por metro cúbico en un espacio cerrado o abierto de ohio con gente o animales en su interior.
Desde los albores de la humanidad, la aparición del primer Homo Sapiens Sapiens, el ser humano siempre ha querido reconocer a sus similares. Ya fuera inventándose himnos a su cueva Y viva mi cueva, a la mierda las demás cuevas..., banderas y escudos de colorines o montando reuniones de tupper-mamut. Esto servía para los Homo Sapiens Sapiens Heterosexualis, pero no siempre era tan claro para los Homo Sapiens Sapiens Homosexualis Erectus Nabus a los que llamaremos cariñosamente gayers.
La invención del lenguaje fue muy importante. Así, los seres humanos se empezaron a comunicar con algo más que gruñidos. Rápidamente los gayers intentaron buscar una palabra en código para reconocerse. Tenía que ser una palabra o frase sutil, ya que los primeros intentos con agáchate o agáchame eran bastante evidentes. Más de un puñetazo en el ojo hubo por medio. Al final el primer cónclave mundial de gayers acordó emplear el verbo tender, pero como el presidente del congreso de gayers hablaba muy flojo debido a que temían ser descubiertos por la curia romana, lo que oyeron fue entender.
Durante muchos años muchos gayers se han entendido así, dejando en la práctica ignorancia a esos pobres heterosexuales casados con hijos y engordando día a día junto a una mujer que engorda tanto como apetito sesuarl pierde. Pero con los movimientos de liberación del gayer, auspiciados por el FOLLO (Frente Organizado de Liberación de Locazas y Otros especímenes), la población en general puede conocer los hábitos de apareamiento del colectivo del velludo rosa.
En unas hojas transpapeladas de la teoría del todo, que estaban al final de los apuntes de Newton y no cabían en la encuadernación, se demuestra la existencia de una energía fundamental: la gayicidad específica. Esta energía puede estar concentrada en seres vivos en una cierta cantidad, pero nunca en seres muertos (por eso no hay necrofilia homosexuarl), y confieren al portador de la gayicidad una mayor o menor predisposición a ser gayer. Actualmente se han pospuesto estudios sobre si la gayicidad específica viene dada por cierta partícula fundamental, el bosón ghays, por la oposición de la mafia del terciopelo. Sus quejas provienen de que en los experimentos se pretende acelerar sujetos gayers de espin posicional distinto (muerdealmoadas con soplanucas) para hacerlos colisionar sin las debidas medidas de profilaxis ni lubricación adecuada.
Propiamente no se puede hablar de un único tipo de gayómetro, hay varios que funcionan de una forma diversa y a cual más peregrina.
Este aparato consiste en un contador de pulsaciones de aire provocadas por el movimiento de la muñeca humana del ser humano que se observa. No se vale de la gayicidad específica, más bien de sus efectos sobre el cuerpo humano que la contiene en grandes cantidades.
Funciona con un laser de gayones que debe enfocarse a una (o las dos) muñecas del sujeto de estudio. Cuesta un poco conseguirlo sin que el sujeto se dé cuenta que tiene un punto de luz color rosa furcia fucsia. Conseguido esto el equipo realiza un ronroneo de tigre albino de Gibraltar, para avisar al medidor de que ya puede parar de enfocar, y se pone a contar los pulsos de aire que le llegan de la muñeca en estudio. Mediante un procesador de gayotrónica avanzada, distingue cada uno de los pulsos de muñeca de cualquier otro movimiento de aire, como viento, el aleteo de una mariposa en la costa suroéste de Madagascar o un pedete perdido en la discoteca.
Su funcionamiento es muy parecido al del gayómetro giroscópico periférico, pero este mide el contoneo de todo el cuerpo del sujeto de estudio. Tiene dos opciones, que son medida de frente y medida de espalda, según la posición del sujeto si viene o se va del observador, Speaking in silver: si le ves el bultaco (medida de frente) o el culete (de espalda). Cuando se emplea de frente, el laser de gayones debe enfocarse aproximadamente en el ombligo. En caso de no verse se recomienta en la hebilla del cinturón o algo así. Para emplearlo de espalda se debe apuntar dos veces, una a la hucha y otra al colodrillo.
Este medidor gayómetro se basa en los estudios del doctor físico japonés Tepeto Ojete, de la universidad de Shingan. En un principio el doctor Tepeto estaba al cargo de un progama del gobierno nipón para hacer más eficiente la bandera del país. Al parecer descubrió que si en lugar de tomar un paño blanco, teñirlo todo de rojo y desteñir con lejía el fondo blanco partía de un paño blanco y sólo pintaba el sol naciente podía ahorrar un gritón de yenes al año. Presentó sus resultados en el congreso internacionar de banderología, dónde su propuesta despertó sonoros ronquidos entre el auditorio científico, que dormía. Como azafata en ese congreso se encontraba Carod-Rovira, que le hizo el comentario de que su bandera parecía un ano abierto.
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