Flexitorreznismo

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FLEXITORREZNISMO

Con base en un estricto régimen de alimentación consistente en la ingesta de torreznos o torrendos, chicharrones y otros derivados cárnicos, el "flexitorreznismo" es aquella práctica alimentaria que huye de una concepción utilitarista de la alimentación, por oposición a otras prácticas como las propias de veganos o vegetarianos estrictos o vegetarianos puros, lactovegetarianos, ovovegetarianos, ovolactovegetarianos o incluso corrientes menores como flexitarianos y otras diásporas.

Si bien, el carácter flexible de su régimen alimenticio no les impide enfrentarse a platos de legumbres, engullir asados, degustar postres y abrevar como cabras siempre, eso si, que el alimento contenga alto aporte proteico y calórico, o elevada graduación alcohólica en el caso de los brebajes. La comida no les gusta caliente en exceso y por lo general huyen de "alamparse". En general, el flexitorreznismo no busca estar "seca ardida" sino disfrutar la vida aunque, en no pocos casos, ellas se pongan culonas y a ellos se les ponga caraza.

Se cree que existe una corriente radical que puede ingerir sub-alimentos como el brócoli, la alcachofa y cosas que salen espontáneamente de la tierra sin orden ni concierto. No obstante, hay muy pocos casos documentados, por lo que se duda de su existencia y más bien se cree que son sujetos deseosos de llamar la atención de sus semejantes.

El carácter flexible de su alimentación y la ausencia de sometimiento a reglas estrictas ha llevado a los flexitorreznos a un ostracismo casi total respecto de otros grupos, de manera que es común que habiten en aldeas remotas alejadas de cualquier forma de civilización, y raramente se relacionan con personas del primer mundo.

Son fácilmente identificables cuando actúan en grupos, ya que suelen charlar de forma desenfadada, beber cerveza fría y bailar en los bares y suelen sonreír en las fotos siempre que alguien pronuncia la palabra ojete.

Paralela a esta práctica alimentaria discurre una corriente de pensamiento eminentemente hedonista basada en la satisfacción de los deseos naturales tanto necesarios como innecesarios negando toda importancia a aspectos tales como la fama, el poder político, el prestigio y los generados por las empresas. Se ha achacado a los flexitorreznos una concepción del entorno demasiado nihilista negando no sólo relevancia sino la propia existencia a otros sujetos, grupos o autoridades que no participen de su concepción lúdica de la propia vida, y que se propongan venir a importunar, reaccionando sin violencia pero con total indiferencia.