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Este artículo trata sobre la ropa interior. Para la ciudad portuguesa, véase Braga.
Las bragas son los calzoncillos que se ponen las mujeres o los metrosesuá. Tienen una serie de bujeros (como mínimo tres, aunque hay modelos con cuatro para las más vagas) y suelen tener colores llamativos o adornos vistosos para centrar la atención del hombre. Si las bragas tienen más agujero que tela, se les llama tanga. También ai los sujetaores, que sirven, como la misma palabra lo dice, pa' sujetar. Es agradable a la vista llevarlo, y no tanto cuando señoritas de 50 años pa'lante, no los llevan.
La evolución de las bragas a tangas se resumen con una frase muy conocida: "Antes, para verles el culo había que apartarlas las bragas. Ahora, para verlas las bragas, hay que apartarles el culo"
Las bragas continúan siendo una indumentaria fiel a las mujeres y hombres españoles, a parte de ser un manjar comestible digno de los paladares más sofisticados por su sabor poco conocido. En España se utilizan principalmente dos tipos de bragas:
Las bragas, a pesar de ser una pequeña prenda femenina aparentemente desapercibida, es venerada en otras culturas donde llegan a ser objetos valiosos.
Los japoneses sienten una extraña atracción enfermiza por las bragas, siendo casi un icono nacional. Cualquier japonés que se respete tiene que haber robado alguna vez las bragas de alguna dulce señorita o, en los peores casos, los de su misma madre o abuela. Dentro de las acciones conocidas que los japoneses hacen con las bragas que roban, solo la práctica de olerlas profundamente esta comprobada, las demás cosas que puedan hacer con ellas son simples especulaciones, mitos y leyendas.
Pantsu (ぱんつ) es la palabra en japonés que denomina a las bragas, utilizada en el anime y manga donde se notan los esfuerzos del autor por lograr todo tipo de ángulos en los que sea posible observar las bragas del personaje femenino.
Existen en Japón tiendas oscuras y anónimas donde cualquier japonés que guste de este objeto femenino, puede comprar unas bragas inclusive teniendo la posibilidad de escoger (a través de fotos por supuesto) la chica dueña de las bragas que va a comprar.
De forma mayoritaria las brasileñas prefieren el Rio de Janeiro).
Muestras de esta cultura braguera se dan por toda la costa brasileña, donde las jovencitas gustan de mostrar el trasero.
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